Un cielo que se despeja,
refleja,
queriendo arropar al mar
traspasar;
que acaricia con ternura,
soltura,
en suave arena callada,
perpleja.
Donde reposa su cuerpo,
perfecto,
en esa playa tan serena,
sirena,
bailan hojas de palmeras,
primeras,
al ritmo que lleva el viento,
contento.
Mientras te cuento este cuento,
despierto,
mi sentimiento es un canto,
desierto,
entre nubes zalameras,
sinceras.
La fuerte ola se las lleva,
secretas,
las encuentro naufragas,
solitarias,
sin rumbo fijo, ese es...
su destino.
Ma. Alejandra
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