domingo, 23 de diciembre de 2012

ESTAS PRESENTE, PORQUE NO TE OLVIDO

Cuando tus manos se visten de distancia
y clamor de tus besos a los míos no alcanza
Dime quién, sino yo, puede romper el hechizo
y en tu mirada eternizar mi corazón, cariño mío

El lejano olor de tu piel a mi instinto es abrigo
y el ruido casi imperceptible de tus pasos en mis oídos es delirio
Ahhh cómo quisiera controlar hoy el destino
e imágenes tuyas que en el horizonte imagino
por eso
una rosa yo te entrego al calmar el desvarío
y en mi letra estas presente, porque yo jamás te olvido.


Autor del poema: JUSTO ALDÚ © JULIO STOUTE TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

miércoles, 5 de diciembre de 2012

ALEJANDRA



A  ti,  Maria Alejandra
Esta calle del Caribe tiene alma
y  respira con el marcado sabor de tu pluma
con  la mirada reverente en fechas eternas,
En  momentos solemnes
del  pensamiento popular

Sin  recuerdos vacíos de contenido
ni una sola lágrima que invertir en la zozobra
Quizá en alguna ausencia irreparable
de tu hermoso corazón


De qué manera atardece
O cómo se permite llorar
en tu letras se parece mucho a la melancolía
...a la resignación,
sin ninguna prisa de llegar

Qué bien dibujas el cuadro de la vida
con el sudor de todo un pueblo,
donde horas antes se espera el autobús
de la igualdad que acostumbraba a llegar tarde

Así eres tú,
así es tu pensamiento
y así tus letras
Más habitables en cada esquina
superando sutilezas,
sensibles en todo su esplendor
como si comenzara un verano
con los floreados araguaneyes en tu entorno
y  música llanera
amenizando una multitud de soles libres

Oh! Cuánto quieres a tu tierra
si al menos un pedacito de ternura
tuvieran muchos por la suya,
faltarían naciones para amar
y sentar así en el mundo las bases de la historia.

AUTOR: JUSTO ALDÚ


sábado, 24 de noviembre de 2012

CALLE



Es devastador y deprimente
como un pedazo de tortura;
cada bocado de comida exacto de onzas,
cada ser humano indigente
en una calle fantasma.
Áreas para hacer el amor sin amor
… sin molestias,
donde no sucede nada que no sea previsto,
incluso la noche tatuada en la epidermis
con neón, rameras y vagos recuerdos;
con pruebas improbables.

¿Cuánto le habrá costado esas angustias al hombre?
Mientras doy vueltas al bolígrafo
y al poema que tal vez no escriba,
pienso que tal vez no hay un país…
ni una ciudad,
ni una calle,
ni un bar,
ni sea yo,
ni seas tu,
ni sea nada;
tal vez un día
esta calle me hará viudo
con mi tristeza
y mis dos hijos:
Esperanza y futuro
corriendo a contra luz,
macerando el tiempo,
atrincherando en los bolsillos unas cuantas razones
para comprar despreocupación
en ésta calle…
donde no es posible olvidar,
donde en medio de lloviznas
regresamos a saldar nuestras deudas
y enterrar nuestros muertos.

JUSTO ALDÚ  © JULIO STOUTE  TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
JUSTO ALDÚ

jueves, 22 de noviembre de 2012

Ecos de mi padre

Autora: Ma. Alejandra

Ecos de mi padre Daniel Guillermo, un servidor de la salud. A mediados del año 1.940, la denominada “peste blanca” (la tuberculosis) era una de las enfermedades que mas sufría la población de muy bajos recursos, debido a que se alimentaban muy mal, haciendo, que el bacilo de Koch, hiciera estragos en sus vías respiratorias. Para aquella época, mi padre conoció al doctor Carlos Ortega Gragirena, quien había fundado un Organismo llamado: Comité de Defensa Antituberculoso de Carabobo (D.A.C.), logrando fuese construido el Hospital Antituberculoso “González Plaza”, adscrito al Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (M.S.A.S.) para así atender a todos los pacientes atacados con tan implacable enfermedad, obteniendo resultados muy positivos. Quiero hacer referencia a ese hombre eficiente, responsable, puntual, abnegado colaborador, administrador intachable, entrañable amigo. Con una estupenda vocación de servicio, se dedicó de lleno al Hospital Antituberculoso, hasta el punto de que para él no había horario de trabajo. Muchas veces permanecía allí hasta bastante entrada la noche, y regresaba con el alba, dedicado en cuerpo y alma. Tuvo que enfrentar ásperas y difíciles luchas por la vigencia del sistema democrático. Tenía una personalidad estupenda, una inteligencia muy pocas veces vista, una densa cultura. Su biblioteca personal era inmensa, leía, asimilando mucho; con conceptos propios acerca de arte y literatura. Todo el que se complacía charlando con él, se recreaba en los privilegios de su espíritu. Era poseedor de una gran sensibilidad humana y de una bondad sin medias tintas. Su mano y su corazón siempre estaban abiertos para la generosidad. Muchos ratos de bohemia compartía junto a sus amigos. Para mí es íntimamente satisfactorio haber escrito estas líneas, que son como un modesto homenaje a mi padre del cual me siento muy orgullosa. Un verdadero amigo que fue un auténtico servidor de la salud. Y quien para mayores méritos, era un genuino intelectual encerrado en sí mismo, pues tenía alergia a la publicidad y a las “pantallerías”. 
El valía porque valía. Así, sencilla y rotundamente. "Hoy quiero padre, escoltarte hasta la cima de tu cielo donde tu risa, alegre tus luceros y yo, confundirme en tu abrazo" “Te Amo”

Ma. Alejandra

El viaje

Hoy fui a la agencia de viajes a comprar mi primer boleto de avión, sentí una emoción tan grande, que aun me cuesta creerlo. Tan solo en algunos días, estaré allí, pisando otro suelo, que aunque parecido al mio, no lo es. Me siento nerviosa, no sé como llegaré ante ese destino desconocido que quiero, deseo con todas mis fuerzas conocer. Me hago tantas preguntas: -¿Me atreveré a hablarle? ¿Me acercaré? ¿Haré preguntas? ¿Habrá rechazo? ¿Indiferencia tal vez? Al fin de cuentas todo forma parte del pasado. Los ahora del ayer no existen. Peeero sin embargo, aquí estoy, montada en un taxi, con un pedazo de papel apretado muy fuerte en el puño de mi mano derecha, que me llevara a un encuentro o a un desencuentro... con lo desconocido.

Ma. Alejandra.

La vio lenta

Están retorcidos los colores; sobresaltan la mirada morada… es su parada, entre sus morados amores, que son también moradores, merodeando sus pisadas, que merodean ya cansadas, el tumulto de pobladores.

Ma. Alejandra

Siempre

Ha hablado el interior parduzco del corazón en busca de una respuesta a la pregunta que vuela incesantemente, sin detenerse por los ríos circulares del entorno en el cual escribe. Fuentes imaginarias atraviesan su otro yo, que ha caído estrepitosamente por las escaleras de cristal, que vierten sus aguas, por un pequeño orificio forrado de rojo terciopelo. Quedan espacios con notas musicales que marcan los dedos suaves, convertidos en trenzas que amarran lo incomprensible.

Ma. Alejandra.

Sin ser divina, adivina

Sonrío mientras leo el manual de instrucciones que me ha regalado el pintor de esta obra tan adivina y en donde me ha plasmado con sus pinceles, sobre este lienzo (algo tieso, por cierto), para así comenzar a frotar la bola de cristal que se encuentra en la mesa vestida con mantel blanco. Mi sombrero puntiagudo también sonríe, es el vivo retrato de mis antepasados. Fíjense bien, somos casi idénticos (como el reflejo de las aguas). A mi lado derecho (para ustedes el izquierdo), pueden observar un incendiario que a través de mi magia enciende los cuerpos fríos, inertes que viven en absoluta soledad, elevándolos a niveles superiores. Detrás, se encuentra la lumbre que proporciona un candelabro viejo, oxidado, con siete velas derritiéndose, pero sin derretirse realmente. El vestido y el sombrero lo encontraron en un basurero (eso escuché decir), lo que le sirvió de modelo. Y entre tanta tela que se admira espero que muy pronto llegue algún cliente que me de dinero y tal vez la vida que me sustente por mucho mas tiempo, adivinando pensamientos.

Ma. Alejandra.

Entre nubes zalameras

Un cielo que se despeja, refleja, queriendo arropar al mar traspasar; que acaricia con ternura, soltura, en suave arena callada, perpleja. Donde reposa su cuerpo, perfecto, en esa playa tan serena, sirena, bailan hojas de palmeras, primeras, al ritmo que lleva el viento, contento. Mientras te cuento este cuento, despierto, mi sentimiento es un canto, desierto, entre nubes zalameras, sinceras. La fuerte ola se las lleva, secretas, las encuentro naufragas, solitarias, sin rumbo fijo, ese es... su destino.

Ma. Alejandra

Allí se encuentran

Regadas se encuentran en el piso todas ellas. En su camisa de seda, no hay ninguna. Los botones dentro de su ojal se muestran blancos o mas bien son negros, oscuros como los corazones de aquellos que subsisten en el bajo submundo de lo desconocido fluctuante para los de abajo. En la pancarta de la vida se deshace el silencio, las ausencias, los pensamientos que en algún momento fueron convertidos en largos triángulos sin sentido que llevaron al abismo los sentimientos entre la casi oculta mirada de su cuello alto y su mano entretenida... soñando con sueños imposibles de cumplir

Ma. Alejandra

Por la igualdad social

Allí estás, entre rejas, con un ojo, otro ojo. Manos sujetan lo que a diario van creando sin palabras, llaves infinitas que pretenden encarcelar las voces de protesta que emergen en llamaradas fluctuantes. Ya alguien ha recogido las letras, dejando la pancarta en blanco. Pero ni la muerte podrá amilanar la fuerza interna de lucha. Sí, sigamos siempre adelante, con nuestras Banderas reacias a que algunos cuantos nos quiten la llave de la sonrisa.

Ma. Alejandra

El ojo dice que...

Ve y ve, no es igual, a ver beber un bebé con su tacita, que no es tácita cita, ni tácita reconducción, que se empeña en la peña de no querer ver, que sí empeña su pulsera de diamantes, que le regaló su amante, en su pulso no será vista, aunque se vista la vista con anteojos que van sobre sus ojos que laten y la tengan ganando. Yo ando dondequiera que quiera estar, nadando sin nada dando, para que me dejen ir riendo hasta llegar a la escalera, escalando, jalando una cuerda, peldaño a peldaño, y que, aunque sé, no está muy cuerda, no quiero que me haga ningún daño este año en que por fin beberé un exquisito vino, que vino desde muy lejos, cosecha de antaño. Añoranza que añora, ser alcanzada ahora, siendo alzada la lanza que la atraviesa a deshoras, en aquellas horas nocturnas, en que buscaran su urna un domingo de votación, donde proliferarán las urnas electorales y harán discursos orales, sin importar los usos horarios en que orar será una bendición compuesta esta, como una bella canción.

Ma. Alejandra

miércoles, 14 de noviembre de 2012

TE LLAMÉ, PERO NO ESTABAS



Te  llamé ayer con la estremecedora paz de mi delirio,
ante tantos ojos y tantos labios abiertos;
con la pesadumbre de los años
y  el inasible dulzor que postea la memoria.

Te  llamé ayer detrás de tanta esperanza perdida
y ante el vuelco de mi sangre sorprendida,
grité tan fuerte que desperté de su letargo
a los dioses del Olimpo;
quise borrar de tu mente el último calor ajeno
y que por fin floreciera el araguaney
poniendo en  tus ojos  una risa serena.

Y  nunca llegaste a cubrir la débil llama de mis días
con la tibieza de tu nombre,
a pesar que te imaginé como si estuvieras aquí
poniendo tu desnudez ante la mesa del convite amoroso

Te  llamé, pero no estabas, ni estaba tu voz de cantilena;
y mi humanidad sola en la arboleda umbría
tratando de llenar la forma de un abrazo.

Así  es mi vida cuando mis ojos forman parte de tus días
caminando sobre polvorientas páginas de melancolía
y noches con el mismo escenario
que azota ante tanta tempestad de ausencias

... Ayer te llamé, pero no estabas...

 JUSTO ALDÚ

DONDE TE ENCUENTRES



Donde quiera que te encuentres, 
amapola del sendero, 
ha de llegar mi ternura 
que arrullada yo te envío. 

Cobíjala, que ha nacido 
al beber de tu sonrisa, 
esa cristalina gota, 
de tu piel, como rocío. 

Donde quiera que te encuentres, 
libélula fina y dulce, 
he de beber de tu vuelo,     
que es el maná apetecido, 
donde cantan las auroras 
sobre campos florecidos. 

Donde quiera que te encuentres 
amor divino y profano, 
nacido en el sendero,
recojo el tierno canto,
para decirte que has llegado,
con esmero hasta mis manos.

Maria Alejandra Jiménez